Tres manchas en la lejanía (Arp 315)

La gran mayoría de objetos que solemos ver son vecinos de nuestra acogedora Vía Láctea, con los cuales compartimos viaje alrededor del cosmos. Casi todos están a una distancia menor a 10.000 años luz: nebulosas, cúmulos abiertos, estrellas dobles… Cuando hablamos de galaxias avanzamos un paso más, ampliando el rango de observación a millones de años luz. La mayor parte de las galaxias visitadas suelen estar relativamente cerca de nosotros, englobadas casi todas en los primeros cien millones de años luz de nuestra privada estación espacial. Las galaxias se agrupan en grupos, y estos a su vez en cúmulos, que se unen en supercúmulos de galaxias que son las grandes estructuras del universo conocido. Las protagonistas de hoy son un grupo de galaxias que se sitúan en la constelación del Lince, a una distancia estimada entre 300 y 350 millones de años luz, más de 100 veces la distancia que nos separa de M31 en Andrómeda. Pertenecen a un grupo denominado Abell 779, compuesto por una gran cantidad de galaxias con una magnitud superior a 15. Sin embargo, las que se sitúan en su centro son accesibles a instrumentos de aficionado.

Foto Abell 779

NGC 2832 es una gran galaxia elíptica que preside Abell 779, con una magnitud de 11.8, fácilmente visible al telescopio. Es interesante el hecho de que la mayoría de los núcleos de cúmulos galácticos cuentan con una galaxia elíptica en su centro (como ocurre con M87 y el cúmulo de Virgo). Las galaxias elípticas suelen adquirir su estructura tras la colisión de varias galaxias entre sí, por lo tanto no es de extrañar que si NGC 2832 es fruto de varias de estas colisiones, su masa debe ser lo suficientemente alta como para atraer a otras galaxias hacia ella y convertirse en la “reina” del enjambre. Además, NGC 2832 se encuentra interactuando a corto alcance con otras dos galaxias, que son las otras protagonistas de esta entrada. NGC 2831 es otra galaxia elíptica mucho menor, de 0.5 minutos de diámetro, que se encuentra inmersa en el halo de su compañera. Un poco más lejos, a 2 minutos de arco, y con una magnitud de 13.9, es una espiral barrada de tipo SB0 que se nos presenta de perfil, y al parecer también interactúa con las otras dos. Estas tres galaxias cuentan con un lugar en el catálogo Arp de galaxias peculiares, con el puesto número 315. Este catálogo tiene 338 entradas, encontrándose entre las últimas las agrupaciones de galaxias (los primeros números hacen referencia a galaxias deformadas, con brazos extraños, jets o disposiciones fuera de lo común). Dedicaremos una entrada más completa a este catálogo.

Vamos a establecer un paréntesis para comentar una curiosidad que aparece en la fotografía superior, imagen obtenida del sitio web http://www.astrophoton.com (que recomiendo encarecidamente a quien quiera ver fotografías que quitan el hipo). El punto que señala la flecha no es, como podría parecer, una pequeña estrella anaranjada. Es un quásar, uno de los fenómenos más intensos y luminosos que tienen lugar en nuestro universo. Son objetos con un corrimiento al rojo enorme, que según la Ley de Hubble están a gran distancia de nosotros. Se piensa que son el núcleo de galaxias activas con un gran agujero negro en su interior, cuyo disco de acreción provoca la emisión de energía a escalas inconcebibles por nosotros. Ya vimos un ejemplo de esto con M77, una galaxia Seyfert, y habría que multiplicarlo a escala astronómica para aplicarlo a los quásar. Ese punto que nos ocupa, denominado J091830.41+334824.4, proviene de una distancia de más de 12.000 millones de años luz. Teniendo en cuenta que nuestro universo tiene una edad de unos 13.700 millones de años luz, la luz que vemos de este objeto es una reminiscencia de los primeros tiempos del cosmos. Intentemos hacer un ejercicio de imaginación mirando la fotografía y añadamos un factor de perspectiva. Las estrellas que podemos ver en ella, a unos cientos de años luz, en primer lugar, casi podemos tocarlas. Muy por detrás, a 300 millones de años luz, se encuentran todas esas manchas borrosas de diferentes formas. Miremos ahora a ese punto tan mínimo y empujémoslo con la vista 40 veces más lejos. Uno puede llegar a sentir vértigo cuando intuye estas distancias. ¿Qué habrá hoy en día en las inmediaciones de ese quásar? ¿Habrá alguien mirando hacia nuestra galaxia y preguntándose cómo era el universo en sus comienzos?

Para observar Arp 315 es preferible esperar a una de esas noches invernales en las que el cielo parece cristalino, con la atmósfera estable y la contaminación lumínica lo más alejada posible. Al apuntar con mi Dobson de 30 cm, lo primero que alcanzó me retina, una vez ubicado, fue la brillante galaxia NGC 2832, una mancha redondeada, de unos 2 minutos de arco de diámetro, con un centro más brillante y unos bordes difusos que se perdían en el cielo. A mayores aumentos encontré una importante mejoría en el detalle de este rincón del cielo. Con 214 aumentos NGC 2832 aparecía más definida y se podía distinguir, sin ninguna dificultad, su pequeña compañera elíptica. NGC 2831 apareció como una diminuta esfera difusa y débil que parecía desvanecerse con la mirada directa. En cambio, observada de reojo, aparecía perfectamente distinguible, casi en contacto con su mayor compañera.

NGC 2832

NGC 2830 es harina de otro costal. Al verla en fotografías me había imaginado que tendría una mayor densidad y no costaría tanto trabajo encontrarla. Sin embargo, cuando adapté la vista, no conseguí ver nada allí donde debía estar. Algo extrañado, decidí darle tiempo. Relajé la mirada, respire profundamente, y, tras varios intentos, comencé a distinguir algún que otro destello lejano, tímido, visible apenas durante unos pocos segundos. Emocionado por poder atisbarlo, le dediqué un buen rato hasta que se hizo más patente y se dejó conocer. Allí estaba aquélla espiral de perfil, bastante menos extensa que en fotografías, pero algo alargada, perpendicular a la línea formada por sus dos compañeras. Por momentos la imagen se parecía enormemente a las fotografías que había visto, y cuando me sentí lo suficientemente seguro de lo que veía, me dispuse a dibujarlo, con una sonrisa en la cara. No todos los días se pueden ver tres objetos tan lejanos con ese detalle y la curiosa forma que componen en su conjunto.

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