Parejas celestes (NGC 2452 y NGC 2818)

Estamos acostumbrados a ver todo tipo de objetos tras el ocular, pero cuando dos de estos ocupan un lugar tan cercano el uno del otro que aparecen en el mismo campo, la imagen es sin duda especial. Ya sean dos cúmulos abiertos, nebulosas, galaxias, es innegable que no podemos permanecer impasibles ante su visión. Dos de las parejas más impresionantes, de las que ya hemos podido leerr, son M46 en Puppis (con NGC 2438), y  la que forman NGC 6712 e IC 1295. Hoy vamos a añadir a la lista otras dos que se encuentran en Puppis y en Pyxis, y si bien no son tan llamativas, no dejan de ser interesantes.

El primer dúo está formado por NGC 2452 y NGC 2453, situados en una zona de Puppis totalmente plagada por cúmulos abiertos. Basta un rápido vistazo con unos prismáticos para ver multitud de nubecillas de distintos tamaños y formas, como los bolsones de Procesionaria en las copas de los pinos. NGC 2453 es un cúmulo abierto situado a unos 7.000 años luz de distancia, formado por una treintena de jóvenes estrellas de tipo espectral B, de una edad aproximada de 40 millones de años (apenas un suspiro si lo comparamos con los 4.500 millones que tiene nuestro planeta). Foto NGC 2452.jpgSe encuentra entre dos importantes regiones de formación estelar, Puppis OB1 y Puppis OB2, de ahí la gran abundancia en cúmulos estelares. A apenas 15 minutos de arco tenemos una nebulosa planetaria, muy cercana en el ocular pero 1.500 años luz más alejada de nosotros. NGC 2452 es una nebulosa planetaria de magnitud 11.9 y pequeña, de unos 30 segundos de arco de diámetro. Su estrella central, lejos de nuestras posibilidades visuales, es de magnitud 19. En la fotografía de NGC 2452 realizada por el Telescopio Espacial Hubble podemos apreciar una interesante estructura algodonosa, con filamentos que se expanden hacia el exterior, con la estrella convertida en enana blanca ocupando la región central, responsables de esa última exhalación que hoy podemos cazar desde nuestro lugar de observación.

Visualmente, lo primero que nos llamará la atención será el cúmulo abierto, NGC 2453, una aglomeración de más de 20 estrellas dispuestas con cierta forma triangular. Algunas son de magnitud 12, pero la mayoría de ellas son más débiles, disponiéndose muchas en parejas. Una vez tengamos la vista adaptada, algo ajeno nos llamará la atención. A bajos aumentos nos parecerá una estrella algo engrosada, pero a partir de 125x ya puede observarse un pequeño disco circular, que no es ni más ni menos que NGC 2452. A unos 15 minutos de distancia, la nebulosa planetaria ofrece el aspecto más característico de estos objetos y que les valió su denominación. No es difícil imaginarlo como un planeta gaseoso lejano, como si fuera el “Planeta Nueve” tan de moda estos días. Mayores aumentos hacen que NGC 2452 se muestre a mayor tamaño, pero aparece entonces independiente del cúmulo, lo cual le resta parte de su encanto. Fue descubierta en 1847 por Herschel, que lo definió como “un objeto cuya naturaleza no consigo entender. No es claramente una estrella, ni una cercana estrella doble…”. Pasarían aún décadas hasta comprender su verdadera naturaleza.

NGC 2452.png

La otra pareja recibe el nombre de NGC 2818, englobando bajo el mismo número a la nebulosa planetaria y al cúmulo abierto, si bien este último suele conocerse como NGC 2818A. Se encuentran en la constelación asutral Pyxis (la Brújula), a la izquierda de Puppis. Por su localización demasiado sureña nos conviene buscarlos en las frías noches de invierno en las que atmósfera esté lo más estable posible, libre de incómodas turbulencias que conviertan el horizonte en una marejada de aire. El cúmulo abierto se compone de algo más de 20 estrellas situadas a unos 10.000 años luz. Se ha podido comprobar, sin embargo, que la nebulosa planetaria se mueve a distinta velocidad de las estrellas del cúmulo, situándose por lo tanto posterior a ellas, de manera que no forman una verdadera pareja. De hecho, sólo se conoce una nebulosa planetaria que pertenezca realmente a un cúmulo abierto, y se conoce como PHR 1315-6555, en la constelación de la Mosca. ¿Y por qué no hay planetarias en los cúmulos? La respuesta es sencilla. Hay varios factores más, pero el motivo principal es que las estrellas de los cúmulos abiertos suelen ser relativamente jóvenes (cuando crecen el cúmulo se dispersa y desaparece), por lo que no dan tiempo suficiente a que una estrella se desarrolle por completo y muera en forma de nebulosa planetaria. Las estrellas de NGC 2818, por ejemplo, tienen unos 40 millones de años, mientras que la nebulosa, con sus 6.5 años luz de diámetro, debe tener bastantes más. Además, la fase de nebulosa planetaria dura unos pocos miles de años, con lo cual equivale a captar con una fotografía una bala recién disparada.

Foto NGC 2818.jpg

La fotografía obtenida por el Hubble nos muestra todo un espectáculo de colores lleno de dinamismo que más bien parece una obra de arte. Se aprecia la envoltura gaseosa que ha desprendido la estrella que brilla en el centro, y llaman la atención unos filamentos que parecen cometas avanzando hacia el centro. Esas imágenes recuerdan a la nebulosa de la Hélice, NGC 7293, y probablemente sean regiones más densas de gas que están siendo “despeinadas” por los vientos estelares, arrancando su material y arrastrándolo hacia el exterior. Lo cierto es que la imaginación puede volar contemplando esa foto.

Visualmente no se muestra de forma tan espectacular, aunque muestra algunos detalles interesantes. En el centro del ocular, a 214 aumentos, se puede apreciar el cúmulo abierto, formado por estrellas débiles que se disponen por una superficie de unos 7 minutos de arco. Algunas de sus estrellas forman interesantes líneas que parecen desembocar en la nebulosa. Ésta última, situada en un lateral del cúmulo, destaca frente al resto de las estrellas, con su forma redondeada y bordes algo difusos. Lo que vemos es realmente su región central, la más destacada en las fotografías. Desde el primer momento da la sensación de ser algo irregular en su superficie, y tras permanecer un rato frente al ocular, con la visión bien adaptada, pude comprobar que uno de sus bordes presentaba una condensación más brillante. Con el filtro OIII se apreciaba mejor, y la nebulosa en general ganaba contraste, aunque el campo estelar se veía bastante perjudicado en contraposición. Así mismo, de vez en cuando una débil estrella aparecía momentáneamente en el extremo contrario, aunque como ya hemos visto, estrella y nebulosa deben estar muy alejadas en el espacio.

NGC 2818

Con este objeto cerramos este capítulo, aunque en breve aparecerán nuevas parejas a las que observar, por no mencionar los grandes grupos de galaxias que se avecinan por el este. La primavera se está acercando, asomando estas noches en las frías madrugadas. De hecho, tan largas son las noches de invierno que, cuando anochece, el cielo otoñal se va escondiendo por el oeste, mientras que al amanecer ya podemos saludar a Antares en el corazón del Escorpión. Tenemos un cielo a la carta para elegir a nuestro antojo a dónde viajar.

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