Sobre M68 y estrellas de bario

El peculiar cuadrilátero que conforman las principales estrellas de Corvus va pregonando la llegada de un ejército de galaxias a todo lo largo del cielo, así como de otros objetos peculiares que pueblan el cielo de primavera. Hoy vamos a abordar un interesante cúmulo globular que se encuentra por debajo de la constelación, y, estrictamente hablando, pertenece a los dominios de Hidra. M68 es un cúmulo globular descubierto en abril de 1780 por Charles Messier (su descubrimiento se atribuyó, erróneamente, a Pierre Méchain), y resuelto en multitud de estrellas, como casi siempre, por William Herschel poco después.

M68 es un globular peculiar por varios motivos. Por un lado, como los cúmulos globulares “invernales” está en una dirección opuesta al centro galáctico, diferenciándose claramente de la mayoría de ellos que rodean el núcleo a una distancia cercana. M68 se encuentra, por el contrario a 60.000 años luz del centro galáctico, y a unos 33.000 años luz de nosotros. Teniendo en cuenta que nos encontramos a 27.000 años luz del núcleo de la galaxia, podemos inferir que M68 se encuentra prácticamente a 180º. Presenta un bajo brillo superficial, ya que sus 100.000 componentes se encuentran poco concentradas, considerándose un globular de tipo X (en una escala del I al XII, según la concentración de sus estrellas).

Foto M68.jpg

Los cúmulos globulares son, como ya sabemos, cuerpos extremadamente antiguos que se formaron casi a la par que la galaxia. De ahí que su contenido en metales (metalicidad) sea bajo, ya que se crearon a partir de una masa gaseosa y no se vieron influenciados por supernovas u otros cuerpos que desprenden elementos metálicos al espacio. Pero M68 presenta una metalicidad del 0.6% de nuestro sol, baja incluso al compararlo con el resto de cúmulos globulares. De ahí, además de por su movimiento algo atípico, se ha deducido que M68 es “un regalo” que nos dejó alguna galaxia que la Vía Láctea devoró en el pasado, el recuerdo de otro mundo con características químicas algo diferentes.

Para encontrar M68 podemos tomar como referencia beta corvi o Kraz, una supergigante amarilla que brilla con la magnitud 2.65 y que está catalogada como una estrella de bario. Normalmente, una gigante roja o amarilla (estrellas relativamente frías) no tiene la energía necesaria para formar bario a partir de la combustión de otros elementos. La razón de presentar este elemento es su interacción con una estrella de carbono que ha contaminado su atmósfera, presentando bario y, eFoto Barion ocasiones, circonio. De hecho, en la mayoría de estrellas de bario se han encontrado enanas blancas orbitando a su alrededor, vestigio de la estrella donante que ha ido perdiendo su materia. Sin embargo, Kraz carece de un segundo componente orbital, con lo cual desbarajusta los esquemas en torno a este tipo de estrellas. ¿Cómo ha podido formar ese bario? ¿Tiene una enana blanca pero es demasiado pequeña para verla? Otro misterio más que el tiempo acabará por aclarar.

Como decíamos, descendiendo algo más de 3 grados hacia el sur llegamos a HR 4803, una cerrada estrella binaria con sus componentes separados por tan sólo 1.4 segundos de arco. De tipo espectral F, la primaria es de magnitud 5.4, mientras que la secundaria es de magnitud 11.3. Justo al este de la estrella doble podremos adivinar, con unos prismáticos, una pequeña esfera nebulosa, con un centro brillante y los bordes difusos, que no es ni más ni menos que M68.

La observé a 2.500 metros de altura en una noche donde el viento apenas dejaba un respiro. La oscuridad del cielo era espectacular, pero la mala calidad de la atmósfera también, con turbulencias allí donde pusiera la vista. Aun así, pude disfrutar de este interesante cúmulo globular entre ráfaga y ráfaga. A bajo aumento ya resulta evidente su naturaleza globular, una esfera nebulosa más brillante en el centro, con diminutas estrellas que se dejan ver por toda su superficie, preferiblemente en la periferia. Decidí subir a 214 aumentos, y entonces el cúmulo adquiere mayor entidad. Ocupaba unos 7 minutos de arco, algo menos que los 11 indicados en las bases de datos, pero sus estrellas periféricas eran demasiado débiles para mostrarse esa noche. Sin duda, en latitudes más meridionales, el tamaño del cúmulo será algo mayor. La zona central era más brillante, con un fondo blanquecino, pero no había ningún gradiente brusco. En lugar de eso, el brillo iba decayendo poco a poco a medida que sus bordes se internaban en la negrura del cielo. Las estrellas se resolvían sin ningún problema en su superficie, tanto en el núcleo como en la periferia, donde chisporroteaban en el límite de su visibilidad. M68 es uno de “esos cúmulos globulares” que, ni grandes ni pequeños, dejan un buen sabor de boca al dedicarles un poco de nuestro tiempo. ¿Lo mirarían con el mismo recelo en la galaxia de la que proviene?

M68

2 Respuestas a “Sobre M68 y estrellas de bario

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