Los mundos de Caroline (NGC 7789)

Ya hemos hablado en alguna ocasión de Caroline Herschel, sin entrar en detalles, como descubridora de algunos objetos celestes (por ejemplo, NGC 2360, que recibe el sobrenombre de Cúmulo de Caroline). Caroline nació en Hanover (Alemania) en 1750 y fue hermana del prestigioso astrónomo William Herschel. En un principio ambos se dedicaban a la música, tocando el órgano y cantando, respectivamente, llegando a alcanzar una relación muy estrecha. Cuando William empezó a interesarse por la astronomía su hermana le siguió, trabajando como ayudante, pero enfrascándose poco a poco en este mundo hasta obrar con entidad propia. De hecho, fue la primera mujer en recibir un salario (de 50 libras anuales) por trabajar como científica, y fue galardonada numerosas veces por sus logros. Falleció a la edad de 97 años, y en su larga vida realizó importantes aportes al mundo de la astronomía. Sin ir más lejos, descubrió 8 cometas, así como varios objetos de cielo profundo, la mayoría cúmulos estelares, ayudando además a su hermano con su creciente catálogo de objetos estelares.

Hoy presentamos a uno de los más maravillosos cúmulos abiertos que podemos observar en estos fríos meses, cuyo descubrimiento debemos también a esta entregada astrónoma. Es un cúmulo situado en la constelación de Casiopea, cerca de Caph o Beta cassiopeaie, una gigante de tipo espectral F. Unos 2 grados al sur se encuentra NGC 7899, esta increíble aglomeración que fue descubierta por Caroline Herschel en 1783. Es un cúmulo que se encuentra a unos 7.600 años luz de nosotros y cuenta con más de 500 estrellas que van desde la magnitud 10 hasta la 18. Todas estas estrellas, brillando juntas, otorgan una magnitud conjunta de 6.7, situándolo al bordo de la visión a simple vista en lugares especialmente oscuros. Denominado “la Rosa de Caroline”, supone una vista impresionante a cualquier aumento.

Merece la pena observarlo con unos buenos prismáticos, apareciendo entonces como una pequeña nube y redondeada, difusa, en la que pequeñas estrellas parecen bullir sobre el fondo más oscuro. Con el Dobson 305 mm la visión resulta abrumadora. El ocular queda invadido por tantas estrellas que se hace imposible contarlas, aglomeradas especialmente en una zona de unos 15 minutos de arco, de forma redondeada, apreciándola mejor a 125 aumentos.

NGC 7789.png

Desde el primer momento llama la atención que la disposición de las estrellas en el cúmulo no es uniforme, sino que parece como si bandas negras se ubicaran por toda su superficie, impidiendo la visión de las estrellas que hay detrás. La primera vez que lo vi, sin saber lo que estaba viendo, ya mi mente quiso ver una flor perfectamente formada, con dichas bandas oscuras perfilando los pétalos, una rosa tal vez. Cuando leí sobre ella que le llaman la Rosa de Caroline o la Rosa Banca, no me cupo duda de que cualquier persona compartiría ese nombre. Ninguna estrella se lleva el protagonismo, sino que todas ellas se apoyan y es el conjunto el que transmite un mar de sensaciones. Si bien me resultó imposible contar todas sus componentes, calculé que unas 200 estrellas se mostraban visibles con el ocular de 13 mm. A mayores aumentos se veían incluso más, aunque en detrimento de su forma y de esas bandas oscuras tan llamativas.

Me pregunto cómo objetos de este calibre pudieron pasar desapercibidos a Messier que, sin embargo, captó muchos otros bastante más débiles. En cualquier caso, gracias a ello hemos podido conocer mejor el trabajo de otros astrónomos que, como Caroline Herschel, supieron hacerse camino y brillar con luz propia.

2 Respuestas a “Los mundos de Caroline (NGC 7789)

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